Flor y Pedro están orgullosos de la belleza simple e inteligente que le dieron al departamento de San Telmo, gracias a su complemento como equipo: ella tira las ideas y él las ejecuta bien dispuesto. Así fueron adquiriendo muebles y accesorios que se van tuneando de a poco y con paciencia en la terraza del edificio.
Las construcciones antiguas son fantásticas, pero tienen un punto débil: ¡No traen espacio de guardado! Ellos resolvieron este déficit con aparadores y placares (uno más lindo que el otro) en la habitación, en el baño y en el pasillo.
Se suman al entorno joyitas traídas de viajes y pinturas de verdad y adornos comprados por acá nomás, todo de unos colores bárbaros que terminan definiendo la decoración de esta casa.
Fotos: María Tórtora