De la película The Bourne Identity.
Sin contar la decoración navideña (que, con estilo, siempre garpa) y el paisaje nevado, la casa de Eamon, Claudia y Alain es un sueño.
Es simple, es coqueta, aloja niños en edad de jugar y pasa cómodamente la prueba del desorden. Y la del peligro también.
El rincón del recibidor tiene flores, un póster, fotos familiares pegadas y guías telefónicas. Pero el comedor es nuestro preferido, con cortinas en degradé, la lámpara perfectamente centrada con la mesa redonda, sillas diferentes y el caballo hecho momia con una guirnalda de luces.
Por la estantería escalonada de hierro y firuletes vendemos todo.




